jueves, 26 de marzo de 2009

>Quiero despedirme de ustedes, me alegro mucho de haberlos llevado conmigo y gracias también por enseñarme tanto.

Adiós 18.

martes, 24 de marzo de 2009

Primer mandamiento

Suena el despertador, de un salto deja la cama atrás y se dirije al cuarto de baño, busca frenéticamente su cepillo de dientes azul (con las cerdas multi-funcionales, copas pulidoras y limpiador de lengua y mejillas que reduce hasta un 96% más de bacterias). Se lava los dientes rapidamente. Desayuno? No, hoy no hay tiempo.
Sale corriendo hacia la calle y cuando llega a la esquina, ve su colectivo huir como una flecha roja.¡Fuf!
Hoy el día estaba predestinado a hacer que lleguemos tarde. Por lo tanto decimos que hoy se rompió la rutina en mil pedazos.


Tengo una amiga que solía decirme siempre: hacé una lista de las cosas que tenés y de las que no tenés, seguro te vas a sorprender de todo lo que tenés a tu favor.
Y es cierto.
Olvidamos: cuántas personas nos rodean, cuántas infinitas e incontables cosas tenemos, cuánto por agradecer, hacer, ver, conocer, leer, y sobre todo APRENDER.

Y lo que no tenemos? Es porque no nos hace falta, porque lo que realmente necesitamos, lo buscamos tan incesantemente que un día u otro llegan a nuestras vidas.
Y lo que perdemos? Si es necesario que lo encontremos posiblemente esté frente a nuestros ojos y no lo veamos.
Las desgracias?, el "porqué a mi", "qué debo estar haciendo mal".
Una broma de Dios.
Vivir sin parar, y sin parar significa NO tropezarnos cien veces con la misma piedra, aprender de los errores, pensar en el futuro, pero nada más pensar, no proyectar ni prometer porque las promesas suenan a compromiso,hacer, construir, no engañarnos a nosotros mismos.
Dejemos que las cosas fluyan y exploten naturalmente. Pero no que exploten atolondradamente porque nuestra vida es un desastre y dejamos que lo sea:
DECIDIR
Cuando Decidir significa ELEGIR
Y cuando tenemos que elegir, seguro que va a haber mas de una opción (viste que no todo es tán facil)
Mi papa dice: es facil decirlo hija, pero no hacerlo
HACER
Pero no hacer cualquier cosa.
Hacer cosas
que nos hagan felices
que no perjudiquen a nadie
que nos llenen el alma (amar por ejemplo)
Ése es el primer mandamiento.

ADELANTE

Porque el silencio es cruel peligroso el viaje
Yo te doy mi canción tu me das coraje.

Dame la mano y vamos ya,
dame la mano y vamos ya.

Animo nos daremos a cada paso
Animo compartiendo la sed y el vaso
Animo que aunque hayamos envejecido
Siempre el dolor parece recién nacido.

Dame la mano y vamos ya,
dame la mano y vamos ya.

Porque la vida es poca la muerte mucha
Porque no hay guerra pero sigue la lucha
Siempre nos separaron los que dominan
Pero sabemos que hoy eso se termina.

Dame la mano y vamos ya,
dame la mano y vamos ya.

domingo, 22 de marzo de 2009

Penumbra

Estaba tan acostumbrada al espacio físico de aquel lugar que, incluso en la oscuridad total hizo falta solo un intento de poner la llave en la cerradura para que la puerta se abriera violentamente ante ella.
Entró en la habitación, sentía su corazón como amarrado por un cordón, lentamente dejó sus cosas caer en el suelo y se sentó contra una de las cuatro paredes,aquella no fue la mejor elección que hizo en su vida, era húmeda, helada.
Recargó su cabeza sobre sus pequeñas manos, sintió que todo su cuerpo se llenaba de una inmensa quietud, pero aún así, su cerebro no descansaba, sus recuerdos se encadenaban uno tras otro, los pensamientos se confundían con la realidad y creaban una cadena de interminables sensaciones.
Eran tantas que su cuerpo no pudo soportarlas, sintió un ardor en todos los músculos de su cara, y de sus ojos brotaron gigantescas lágrimas saladas. Eran incontenibles, se escurrían entre sus manos. Por un momento sintió que algo de todo ello tenía conexión con sus pensamientos, esa situación, o mejor dicho, esa sensación de cuando Él se le escurría entre las manos.

viernes, 20 de marzo de 2009

Conciliar el sueño

Lo que ocurre, doctor, es que en mi caso, los sueños vienen por ciclos temáticos. Hubo una época en la que soñaba con inundaciones. De pronto los ríos se desbordaban y anegaban los campos, las calles, las casas y hasta mi propia cama. Fíjense que en mis sueños aprendía a nadar y gracias a eso sobreviví a las catástrofes naturales. Lamentablemente, esa habilidad tuvo una vigencia sólo onírica, ya que un tiempo después pretendí ejercerla, totalmente despierto, en la piscina de un hotel y estuve a punto de ahogarme.
Luego vino un periódo en que soñé con aviones. Más bien, con un solo avión, porque siempre era el mismo. La azafata era feúcha y me trataba mal. A todos les daba champan, menos a mí. Le pregunté por qué y ella me miró con un rencor largamente prolongado y me contestó: «Vos sabés bien por qué». Me sorprendió tanto aquel tuteo que casi me despierto. Además, no imaginaba a qué podía referirse. En esa duda estaba cuando el avión cayó en un pozo de aire y la azafata feúcha se desparramó en el pasillo, de tal manera que la minifalda se le subió y pude comprobar que abajo no llevaba nada. Fue precisamente ahí cuando me desperté, y, para mi sorpresa, no estaba en mi cama de siempre sino en un avión, fila 7 asiento D, y una azafata con rostro de Gioconda me ofrecía en inglés básico una copa de champán. Como ve, doctor, a veces los sueños son mejores que la realidad y también viceversa. ¿Recuerda lo que dijo Kant? «El sueño es un arte poético involuntario.»
En otra etapa soñé reiteradamente con hijos. Hijos que eran míos. Yo que soy soltero y no los tengo ni siquiera naturales. Con el mundo como está. Me parece un acto irresponsable concebir nuevos seres. ¿Usted tiene hijos? ¿Cinco? Excuse me. A veces digo cada pavada.
Los niños de mis sueños eran bastante pequeños. Algunos gateaban y otros se pasaban la vida en el baño. Al parecer, eran huérfanos de madre, ya que ella jamás aparecía y los niños no habían aprendido a decir mamá. En realidad, tampoco me decían papá, sino que en su media lengua me decían «turco». Tan luego a mí, que vengo de abuelos coruñeses y bisabuelos lucenses. «Turco vení», «Turco, quero la papa», «Turco, me hice pipí». En uno de esos sueños, bajaba yo por una escalera medio rota, y zas, me caí. Entonces el mayorcito de mis nenes me miró sin piedad y dijo: «Turco, jodete». Ya era demasiado, así que desperté de apuro a mi realidad sin angelitos.
En un ciclo posterior de fútbol soñado, siempre jugué de guardameta o golero o portero o goalkeeper o arquero. Cuántos nombres para una sola calamidad. Siempre había llovido antes del partido, así que las canchas estaban húmedas y era inevitable que frente a la portería se formara un laguito. Entonces aparecía algún delantero que me fusilaba con ganas y en primera instancia yo atajaba, pero en segunda instancia la pelota mojada se escabullía de mis guantes y pasaba muy oronda la línea de gol. A esa altura del partido (nunca mejor dicho), yo anhelaba con fervor despertarme, pero todavía me faltaba escuchar cómo la tribuna a mis espaldas me gritaba unánimemente: traidor, vendido, cuánto te pagaron y otras menudencias.
En los últimos tiempos mis aventuras nocturnas han siso invadidas por el cine. No por el cine de ahora, tan venido a menos, sino por el de antes, aquél que nos conmovía y se afincaba en nuestras vidas con rostros y actitudes que eran paradigmas. Yo me dedico a soñar con actrices. Y qué actrices: digamos Marilyn Monroe, Claudia Cardinale, Harriet Anderson, Sonia Braga, Catherine Deneuve, Anouk Aimée, Liv Ullmann, Glenda Jackson y otras maravillas. (A los actores, mi Morfeo no les otorga visa.) Como ve, doctor, la mayoría son veteranas o ya no están, pero yo las sueño como aparecían en las películas de entonces. Verbigracia, cuando le digo a Claudia Cardinale, no se trata de la de ahora (que no está mal) sino la de La ragazza con la valiglia, cuando tenía 21. Marilyn, por ejemplo, se me acerca y me dice en un tono tiernamente confidencial: «I don't love Kennedy. I love you. Only you». Sepa usted que en mis sueños las actrices hablan a veces en versión subtitulada y otras veces dobladas al castellano. Yo prefiero los subtítulos, ya que una voz como la de Glenda Jackson o la de Catherine Deneuve son insustituibles.
Bueno, en realidad vine a consultarle porque anoche soñé con Anouk Aimée, no la de ahora (que tampoco está mal) sino la de Montparnasse 19, cuando tenía unos fabulosos 26 años. No piense mal. No la toqué ni me tocó. Simplemente se asomó por una ventana de mi estudio y sólo dijo (versión doblada): «Mañana de noche vendré a verte, pero no a tu estudio sino a tu cama. No lo olvides». Como voy a olvidarlo. Lo que yo quisiera saber, doctor, es si los preservativos que compro en la farmacia me servirán en sueños. Porque ¿sabe? no quisiera dejarla embarazada.

domingo, 15 de marzo de 2009



INSTINTO:
Dos seres distintos,
amándose por vez primera.



(antes de ser nosotros dos, no había ninguno de los dos)

sábado, 14 de marzo de 2009

No tengo a quien culpar
Que no sea yo,
Con mi reguero de cabos sueltos.
No me malinterpreten,
Lo llevo bien,o por lo menos
Hago el intento.



Qué ironía, qué contradicción!!!


(vamos a ser felices)

jueves, 12 de marzo de 2009

Dulce magnetismo:
dos cargas opuestas buscando lo mismo..

martes, 3 de marzo de 2009

No se detiene

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.